Las altas temperaturas ya causan golpes de calor; el alargamiento de las temporadas cálidas aumentan las alergias y las enfermedades respiratorias. Por si fuera poco, el cambio climático incrementa las enfermedades transmitidas por vectores, al tiempo que los eventos climáticos extremos crecen y la producción de alimentos se afecta por los calores. Aunque pase desapercibido para algunos, el calentamiento global ya está teniendo injerencia en nuestra salud. Y las cosas podrían empeorar si no se toman cartas en el asunto.
Por esas razones, la relación entre Ambiente y Salud fue uno de los tópicos elegidos para tratar en la L-COY 2023, la Cumbre Climática de las Juventudes en la Argentina. El evento reunió hasta ayer a 350 jóvenes ambientalistas en Tucumán, se realizó en el Campus de la Universidad San Pablo T y tuvo a disertantes de todo el país. Sobre esta temática, fueron expertos de Santiago del Estero y de Santa Fe los que se expresaron.
La L-COY tiene como objetivo crear un espacio para que los ambientalistas puedan aprender, conocer y debatir, para generar lazos y unificar las demandas climáticas de la juventud argentina. Con todo lo tratado en la Cumbre se conocerá la Declaración Climática de las Juventudes de Argentina, un documento que contiene las problemáticas ambientales que aquejan al país y sus posibles soluciones. De allí la importancia de la capacitación previa; la salud de las personas, lógicamente, es un problema que preocupa a todos por igual.
Proteger la salud
La médica rural María Beatriz del Valle Taboada -especialista en Medicina General y Familiar y Medicina Social y Comunitaria, foto superior- fue la encargada de dar un primer acercamiento al tema. “Hace mucho que se viene hablando de un correcto acceso a la salud. La Declaración de Alma Ata (de 1978) la garantizaba para el 2000. Llegó ese año y no lo logramos. Luego, trabajamos con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para una mejor salud hasta 2015. Tampoco pasó. Ahora estamos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que pasaron de ser ocho a 17. Y ya se agrega una mayor importancia al ambiente, porque también se afecta nuestra salud”, introdujo para explicar el panorama actual.
Lograr un correcto acceso a la salud -dijo- es complicado en nuestro país: “la ruralidad, la dispersión poblacional y las distancias y caminos, hacen que se dificulte realizar la cobertura sanitaria en todo el territorio. Pero no hay que olvidar que la salud es un derecho”, destacó. Y ante un panorama en el que no todas las personas tienen acceso a lo necesario, la salud se ve afectada.
“El acceso a agua no segura y el mal saneamiento ambiental son los principales causantes de problemas de salud, sobre todo en niños y niñas”, advirtió y completó: “puede haber problemas por agua contaminada, cuestiones de origen vectorial (como el dengue) u otras vinculadas a la escasez. Pero eso no es todo: también vemos contaminación en el aire, por el polvo en suspensión, por los polvos industriales y por humos y gases de combustión. Y lo mismo pasa con el suelo, por los desechos industriales, por la basura y por el uso de pulguicidas. Todos los órganos y sistemas del organismo humano son afectados por las diferentes formas de contaminación del ambiente”, resumió.
La clave -afirmó- es trabajar la salud con una perspectiva intercultural; trabajando la problemática de genéro y tomar acción en la salud ambiental infantil.
Signos de alarma
Ya hay claros ejemplos de cómo la salud se afecta por el calentamiento global. Y las cosas pueden ir peor. El planeta está enfermo, sostuvo a su vez Facundo Fernández, miembro del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad de Rosario (UNR). “El cambio climático es un síntoma de la actualidad, de un metabolismo sociedad-naturaleza y por eso el cambio climático empieza a ser el principal problema de salud pública a nivel global”, aseguró.
El panorama que mostró el experto es preocupante. “Las proyecciones globales aseguran que prontamente vamos a superar los 1,5° de calentamiento. Eso va a tener gran impacto en la salud humana y no sólo lo vamos a ver nosotros, los médicos, sino todos en nuestra propia salud. Ustedes son más jóvenes que nosotros (expresó señalando al auditorio), seguro muchos nacieron en el año 2000. En este escenario, en 30 años, cuando todos ustedes tengan 50 años vamos a tener 3° más, y esas condiciones van a complicar el acceso al agua, al suelo, a la capacidad de producir alimentos y el impacto sobre diversos ecosistemas será grande”, advirtió.
“Lo que estamos haciendo es deteriorar territorios y ecosistemas de manera que no se puedan regenerar. Ese es el problema y cuando se dice que no hay que poner en juego lo que le vamos a dejar a las generaciones futuras, hablamos de esto, del consumo. Porque, al final, de eso se trata. Claramente esta fractura tiene que quedar en el pasado; tenemos que cambiar el paradigma”, aseguró, pero fue interrumpido por los enérgicos aplausos de los jóvenes.
Salud socioambiental
La conclusión es clara, aseguró. “Saltemos del paradigma que pone al planeta en el centro, vayamos a la no dominación del planeta, y pasemos a otro paradigma que nos permita poner la vida de los ecosistemas en el centro -reflexionó-; ahora hablamos de salud socioambiental. No sólo incorporamos la mirada de la salud colectiva, sino que agregamos el pensamiento ambiental latinoamericano”.
“No podemos pensar en la salud humana escindida de la del planeta. La salud es el derecho a luchar por una vida digna, y es una herramienta fundamental para la libertad de los pueblos. Cuando predomina la enfermedad, se pierde la libertad. No está en juego ser más o menos saludable, sino la posibilidad de habitar los territorios que habitamos. Tenemos que militar por un mundo donde se pueda reproducir la vida, que hoy está en juego. Porque la salud de nuestros cuerpos es la salud de los territorios”, concluyó.